El taller gratuito de cerámica “Casa Barro” cerró un año de trabajo colectivo y aprendizaje

Vecinos y vecinas de distintos barrios de la ciudad que este año asistieron al taller gratuito de cerámica “Casa Barro”, organizado por la Municipalidad de San Miguel de Tucumán a través de su Dirección de Gestión Cultural, participaron este sábado de una muestra final en la Casa del Bicentenario, ubicada en avenida Adolfo de la Vega 505.

Además de una exposición con todos los trabajos realizados durante las clases, se realizó una horneada colectiva de adornos de cerámica, hubo música en vivo y los asistentes disfrutaron de una proyección fotográfica que repasó momentos del proceso formativo. Debido a la alta demanda que tuvo esta propuesta, las autoridades anunciaron que el taller continuará dictándose en 2026, por lo que próximamente se informarán las fechas de inscripción.

El director de Gestión Cultural, Emiliano Alonso, destacó que Casa Barro forma parte del plan anual de talleres comunitarios del Municipio. “Esto tiene que ver con un taller que está dentro de un plan anual de talleres comunitarios, son talleres artísticos abiertos a la comunidad”, indicó.

Señaló que la iniciativa responde a una demanda territorial, donde los vecinos proponen las actividades. “Tiene que ver con una escucha, con lo que nos ha pedido nuestra intendenta Rossana Chahla, que es saber cuáles son las necesidades de los vecinos y vecinas, y que cada centro cultural pueda dialogar con su entorno”, explicó.

El funcionario remarcó que el taller tuvo doble impacto, ya que además de reforzar la formación profesional, se focalizó en el fortalecimiento de los lazos comunitarios. “Es un taller muy requerido porque tiene dos instancias: por un lado, la posibilidad de gente que viene trabajando con la cerámica y necesitaba una instancia de profesionalización y un laboratorio donde poder probar, equivocarse y volver a intentar; y por otro lado, lo que es el desarrollo comunitario, porque se van creando grupos de trabajo y se entretejen redes”, manifestó.

Alonso también subrayó el enfoque sustentable del proyecto organizado por el Municipio en la Casa del Bicentenario. “Tenemos una articulación con Medio Ambiente porque la idea es que los hornos, a través del fuego, puedan consumir maderas recicladas. Así se contribuye a una práctica sostenible”, sostuvo.

El director de Gestión Cultural agregó que el espacio también se abrió a personas sin experiencia previa. “Hubo una gran demanda de gente que nunca había tenido contacto con la arcilla, así que iniciamos distintos talleres para que puedan empezar a conocerla y experimentar”, comentó.

En cuanto a la muestra final, remarcó que se buscó exhibir más que objetos terminados. “Más que una muestra de objetos, es una muestra de proceso, donde la gente puede elegir hacia dónde quiere llevar su arte o su oficio”. Y destacó la participación masiva que tienen las actividades organizadas por el área. “En este centro cultural asisten personas de 50 barrios y vienen más de 500 vecinos”, precisó.

Sobre el cierre del taller, celebró el carácter festivo que tuvo el encuentro de este sábado. “Son momentos de festejo porque cerramos una etapa de trabajo. Nos pareció interesante que la apertura del horno, ver cómo sale una pieza incandescente, sea parte de la muestra, con música que acompaña y con artistas tucumanos de gran nivel”, completó.

Formación profesional y autonomía productiva

La tallerista Verónica Grandolio, responsable del dictado de Casa Barro, explicó que el proyecto cumplió un año de funcionamiento en la Casa del Bicentenario. “Es un espacio público y gratuito que va dirigido a dos tipos de poblaciones”, señaló.

Una de las modalidades fue la formación profesional con cursada semanal. “Hacemos un formato de laboratorio y trabajamos en todo el proceso del hacer cerámica, con eje en la autonomía productiva. Preparamos nuestras propias pastas, los engobes y todas las técnicas que se trabajan sobre la cerámica”, detalló.

La docente destacó que la cocción se realiza en hornos a leña construidos dentro del espacio. “Tenemos dos hornos de tipo directo que construimos nosotros mismos. Creemos en esto de replicar el hacer, en el acceso al conocimiento y al oficio”, dijo.

Grandolio remarcó el impacto social del proyecto. “De 80 personas que transitaron los dos formatos, por lo menos el 90% se vinculó por primera vez con esta forma de hacer cerámica”, destacó. Y resaltó que el trabajo grupal permitió avanzar en proyectos comunitarios, teniendo en cuenta que “se construyeron murales, se hicieron hornos en un refugio para mujeres que sufren violencia de género y también en escuelas”.

Sobre el formato inicial de la capacitación, explicó que fue bimestral debido a la gran demanda. “Fuimos rotando los grupos para poder dar respuesta. Cada grupo preparó su pasta, hizo sus objetos, horneó a leña y aprendió el proceso completo”, repasó.

Respecto a la dinámica del taller, señaló que los participantes “modelan, construyen, aprenden de recetas, saben cómo funciona la materialidad y, cuando llega la horneada, siempre es colectiva: una dupla se anima a hornear, pero todas acompañan alrededor del horno”.

“Un espacio donde se replican los saberes”

Entre las participantes, Dalila Gutiérrez contó que forma parte del taller desde el inicio. “Comencé por la convocatoria que hace la Municipalidad cuando empieza con estas políticas hacia la comunidad, que permiten asistir a los espacios públicos”, relató.

Sobre la muestra final, la vecina señaló que la actividad fue la síntesis de todo un proceso y ponderó el acompañamiento del Municipio. “Que el Estado apoye un taller de cerámica con quema a fuego directo no es lo mismo que un taller de pintura. Es visibilizar otras formas de hacer arte”, enfatizó. Y destacó la importancia del intercambio: “Ha sido un espacio donde se replican los saberes y se comparte. Queremos que la Municipalidad siga apoyando proyectos como este”.

Otra de las alumnas, María Cruz, aseguró que conoció la propuesta a través de la tallerista y aseguró que la experiencia tiene un fuerte componente emocional. “La cerámica es una terapia. Es construir colectivamente e individualmente al mismo tiempo”, resumió.

Agregó que, a lo largo del año, trabajaron con diversas técnicas. “Aprendimos a hacer pasta, el pérmico, a construir hornos. Fue un año con varios talleres y en la muestra se ven muchas de las cosas que hicimos”, acotó.

Además, resaltó el valor formativo y laboral del taller, que tendrá continuidad en 2026.  “Para mí es muy importante que continúe porque nos permite capacitarnos y también es una salida laboral. Próximamente voy a participar en una feria donde voy a ofrecer mi producción”, completó.